La traducción o la interpretación realizada por máquinas es el hombre del saco de los traductores e intérpretes; bueno, más bien un hombre del saco en pañales, porque todavía tiene que madurar mucho: echar dientes torcidos y amarillentos, dejarse barba, perder un poco de pelo aquí y ganar un poco allí... En definitiva, nada que deba preocuparnos en un futuro inmediato.
Pero, ¿y si el futuro fuera hoy? ¿Y si el hombre del saco fuera ya todo un hombre hecho y derecho? ¿Qué forma tomará la ruina definitiva de la profesión? ¿En qué siniestra y terrorífica forma se presentará en las pesadillas de traductores e intérpretes? ¿Llegará el momento cuando todos miremos debajo de nuestros diccionarios antes de irnos a dormir?
Pero, ¿y si el futuro fuera hoy? ¿Y si el hombre del saco fuera ya todo un hombre hecho y derecho? ¿Qué forma tomará la ruina definitiva de la profesión? ¿En qué siniestra y terrorífica forma se presentará en las pesadillas de traductores e intérpretes? ¿Llegará el momento cuando todos miremos debajo de nuestros diccionarios antes de irnos a dormir?